lunes, 26 de octubre de 2009

Testigos de la historia

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Reflexiones enviadas por un Argentino residente en los Estados Unidos a un Amigo en Buenos Aires

Hace algún tiempo me preguntaste mi opinión sobre el momento que se vive en los EEUU desde hace un poco menos de un año, después de la elección del primer presidente negro en la historia de este país. Y en ese mismo momento, me puse a pensar en lo que significa para mi familia y para mi ser, una vez más, testigos de un momento histórico.
Digo una vez más, ya que hace algunos años también lo fuimos, durante el ataque a las Torres Gemelas. Más allá del asombro, la incertidumbre y algún que otro ataque de pánico que todavía recuerdo, cuando se me mezcló lo del traslado desde Escobar al Sur de La Florida de todos nosotros (mi esposa, tres hijos y yo), con el tremendo desconcierto y el terror que generó el ataque a New York, no dejo de ser un agradecido para con la vida, que me ha permitido ser testigo presencial de un doloroso capítulo es cierto, aunque también trágicamente sobresaliente en la historia de la humanidad.
Ni hablar de que también somos testigos actuales de una de las crisis económicas más profundas de la historia, desde el lugar mismo en la que ésta se originó...
Pero volviendo a lo de Obama, tendrías que haber visto a mis hijos meses atrás discutiendo sobre el racismo en los EEUU y otros temas políticos y socioculturales de esta nación. Jamás pensé que podrían llegar a estar tan interesados en un debate presidencial, por ejemplo.
Hace poco justamente, conversábamos juntos lo interesante que es ver a Obama llegando a la presidencia con el 96% de votos desde la minoría negra de este país. Esto te hace pensar en quienes son llamados racistas en realidad, ya que solo un 4% de los negros votaron por un candidato blanco, mientras que un 46% de los blancos mayores de 21 votaron por un negro. El racismo no tiene color, ni religión, es solo una triste manifestación propia de la naturaleza humana de la que no hemos podido librarnos, aunque sigamos intentándolo continuamente.
También me resulta interesante observar las reacciones que tuvieron algunas personas después de la elección. Por ejemplo, al día siguiente del triunfo de Obama, salgo a la autopista rumbo a la oficina y leo en la luneta trasera de una camioneta “This is not my president” en un pedazo de papel escrito en letras grandes por la impresora de un blanco frustrado con cara de pocos amigos...negros. La sorprendente actitud negativa de este individuo, frente a un hecho de extraordinarias características democráticas, me trae a la mente lo que pensé hace poco cuando estuve en Dallas por cuestiones de trabajo, viendo a través de la ventana del edificio desde el cual le dispararon a J.F. Kennedy. Qué privilegio para mí estar allí, más allá del trágico crimen, que convirtió a esa insignificante ventana en un objeto histórico y al edificio en un museo. Al asomarme por ella sentí el ferviente deseo de no tener que ser testigo de una tragedia semejante como la acontecida aquel 22 de Noviembre de 1963.
Como todo tiene que ver con todo, me vino a la mente la capacidad de anticipación de acontecimientos reales de la famosa serie americana “24”, donde el héroe Jack Bauer (Kiefer Sutherland) protege la vida del presidente negro y demócrata David Palmer (Dennis Haysbert). Lamentablemente a David lo matan más tarde, cuando ya no es presidente. Espero que el sorprendente poder de anticipación de la realidad del creador de la serie “24” falle en esto último, más allá que aún más adelante en la serie, asume la presidencia el hermano de David, Wayne Palmer (D.B. Woodside) que, obviamente, también es negro. ¿Te imaginas si el sucesor de Obama vuelve a ser un negro? ¿O una mujer, como en la última temporada de “24”? Hilary estuvo muy cerca; y tal vez lo logre la próxima vez...
La realidad supera a la ficción. ¿Quién iba a pensar que los EEUU iba a tener un presidente negro, y que yo iba a estar ahí mismo para verlo con mis propios ojos? ¿No te parece fantástico?

Carlos C. Obella



Colaboración de mi esposo.

domingo, 25 de octubre de 2009

Papelon

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Es fácil cometer burradas cuando uno se encuentra en un país extraño. Después de haber pasado por exhaustivos exámenes médicos en Argentina para que aprobaran la visa para entrar legalmente a Estados Unidos y habernos hecho sentir como delincuentes cuando pasamos por migraciones, todavía quedaba el último paso que era cumplir con el Departamento de Salud.
Uno intenta hacer todas las cosas como nene bueno, para que vean que no todos los inmigrantes son una manga de forajidos que invaden USA con sus costumbres y traen todo lo malo de sus países de origen. Así que si uno tiene que ir a hacerse un examen porque se supone que tiene tuberculosis pues allí iremos y completaremos lo que haya que hacer.
Barrio feo si los hay, pero como todo en USA está totalmente sectorizado, la gente de menos recursos pues debe estar en un lugar donde no hay muchos recursos. Definitivamente me sentía como pez fuera del agua, qué estoy haciendo yo aquí, mezclada con esta gente, toda de color hablando en un idioma que después descubrí era creole????
Los carteles en la pared, escritos en español y creole, eran tétricos: “si tiene que toser tápese la boca y no lo haga frente a otra persona”; “en caso de escupir no lo haga en el piso”;” no le de la mano a ninguna persona si acaba de toser” “no haga nada”. ¿Pero a quien se le ocurrió traerme a este lugar? ¡Si no me había contagiado hasta ahora pues era probable que saliera de allí infectada! Como mi indignación crecía a cada instante y no me atrevía siquiera a sentarme, no dejaba de pensar que al menos no nos habían obligado a traer a nuestros hijos. Si mi esposo y yo nos contagiábamos, pues al menos moriríamos juntos. ¡Qué exagerada!
Cuando la amable enfermera nos hizo pasar y comenzó a explicarnos que debíamos darnos la reacción de Mantu, no pude menos que exclamar, y sinceramente me salió del alma:” pero nosotros no somos como esa gente que viene aquí, no venimos huyendo de nuestro país, no somos haitianos, somos argentinos”!!! Todo esto con cara de desesperación para que la pobre comprendiera que a pesar de estar en la punta más austral del continente estábamos vacunados contra la BCG desde chicos y no había riesgo de infección.
La cara de “qué carajo estás diciendo” de mi marido me hizo comprender que había metido la pata hasta el caracú. Argentina sigue estando dentro de los países que no están libres de tuberculosis y los americanos tienen todo el derecho de dejarte entrar o no si sospechan que pueden traer enfermedades. Me sentí todavía peor que en migraciones, pero no por la vacuna sino por lo que había dicho con respecto a los haitianos. Tal vez fue la desesperación de pensar que, como sucedió unos días después, nos medirían con una regla el tamaño de la reacción y nos mandarían devuelta por infecciosos. Mi cara de terror debe haber sido tal que la pobre enfermera se apiadó y nos dijo que a pesar de sobrepasar un poco los limites no era nada importante, que estábamos limpios y podíamos comenzar tranquilamente nuestra vida en USA.
A pesar de haber pasado ya muchos años, aún siento la vergüenza del exabrupto, y como no puede ser de otra forma cada vez que puede mi amado esposo me hace sentir el bochorno nuevamente.
Si hay algo que he aprendido a hacer en este país es a hablar poco y conciso, claro y al punto. Es la mejor forma de no meterse en líos.

domingo, 18 de octubre de 2009

Cosas que amo y odio

Amor/Odio

Odio que se me caiga el GPS cada vez que el auto agarra una leve inclinación en el asfalto. Conste que tiene un sistema bastante choto. La ventosa se pega al vidrio y si no la mojo antes de pegarla se cae cada cinco minutos con el consabido riesgo que representa porque uno no sabe con que mano agarrarla para no tocar la pantalla y se borre la información, o lo que sería peor provocar un choque por que el volante se va a la mierda. El eterno problema se presenta cuando no tengo una botella de agua…
Amo cuando el GPS encuentra la dirección sin problemas, cuando me deja en la puerta del lugar a donde voy sin contratiempos ni desvíos.

Amo a mi perro, tan bueno y tierno.
Odio sus pelos que vuelan por todos lados especialmente cuando acabamos de bañarlo y hacen pelotas de una masa blanca en cuanto rincón hay en la casa.

Odio hacer las cosas de la casa.
Amo cuando termino de hacerlas y todo está limpio y ordenado.
Odio cuando dos minutos después se empieza a ensuciar otra vez.

Odio estar de pie tanto tiempo para cocinar, me duele la espalda, digamos que odio cocinar.
¿Quién no ama comer? Una bulímica o anoréxica nomás. El odio surge otra vez cuando hay que volver a limpiar. ¿Por qué dura tan poco?

domingo, 11 de octubre de 2009

A quien se le ocurre

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Pasan muchas cosas raras. Especialmente desde que nos mudamos a USA. El cambio por supuesto no ha sido nada fácil. También, a quien se le ocurre mudarse a Miami en Septiembre del 2001.
Tener un marido exitoso tiene su precio. Fue reubicado a Miami. La idea, maravillosa. Nos encantó la posibilidad de vivir como mi hermana que ya hacía quince años que se había mudado a USA. Se nota un poquito de celos no? En realidad siempre tuve hormigas en el trasero. Me gusta viajar, conocer lugares, aprender las costumbres, la historia, en fin, aprender. Debe ser ese gen que corre en mis venas, el que me impulsa a aprender, al conocimiento, o como diría mi marido el complejo de maestra ciruela.
Sigamos con la historia. Un caluroso martes por la mañana nos levantamos y nos dirigimos al salón del Marriot para desayunar. Dos típicas señoras afroamericanas, como dicen aquí, no hacían más que mirar el televisor. Era el día del trabajo. Si ya se, en Argentina es distinto, podríamos anotarlo como la primer rareza, además en el día del trabajo todo el mundo trabaja y podríamos anotarlo como la segunda.
Después de sentarnos y contemplarnos anonadados, típica cara de qué carajo está pasando, nos dimos cuenta de que un avión se había estrellado en una torre en Nueva York. Ups!!! Que boludo!!! Como no la vio? Se le debe haber roto algo no? Pobre gente. Y así todo el viaje hasta el banco de Weston a unos cuarenta minutos de viaje.
Las circunstancias eran totalmente distintas cuando llegamos. El televisor ya estaba en el medio del hall. La gente histérica y no era para menos. Se había estrellado otro avión en la segunda torre, un avión en el Pentágono y otro cerca de la Casa Blanca supuestamente derribado o digamos que el piloto fue un poco más torpe que los otros y no llego a destino.
Como describir la cara de la gente. Nosotros hacía sólo dos días que estábamos en Miami. ¡Justo ahora se les ocurre! Desesperación. Puedo recordar la cara de mi esposo. Incertidumbre total. ¿Y ahora qué hacemos? Se supone que en un mes estamos mudándonos para empezar una vida de progreso y tranquilidad. ¡Nos vamos a mudar a un país que va a estar en guerra! Y se nos vino a la mente las tan repetidas imágenes de los japoneses en Pearl Harbor, nada más que en lugar de tener los ojos estirados estos venían con turbantes. Ya estamos en el baile, pues no queda más que bailar.
Decidimos por lo tanto, poner todos los ahorros en el pago del depósito para comprar nuestra casa. Menos mal!!! Tardábamos un poco más y nos agarra el bendito corralito. Cuando alguien me dice que Dios no existe me rio. ¿Quién si no nos podría haber salvado del corralito?
¿Raro no? Finalmente pudimos tomar el avión de vuelta a BS AS para ir a buscar a nuestros hijos. El primero que salió de Miami después de 4 días de estar el aeropuerto clausurado. El vuelo anterior, el que hace escala en San Pablo no salió.
Creo que todavía deben estar manchados unos cuando asientos en ese avión. Espero los hayan limpiado. El susto era inmenso, se podía sentir, ver y respirar. Caras de pánico y ojos cerrados que no ocultaban la oración que se deslizaba suavemente por los labios.
Ocho horas de vuelo. Cuando salimos de suelo americano la cosa se distendió. Qué sentido tenía que estos locos tiraran un avión sobre el Atlántico, el Amazonas o Argentina ya con el tanque casi vacío.
Al menos tenemos algo que contarles a nuestros nietos. Las aventuras del abuelo y la abuela. ¿A quién se le ocurre?

domingo, 4 de octubre de 2009

Grandes diferencias


Cuando uno llega a un país extraño lo primero que hace es comparar. Esto en casa es distinto, aquello allá se hace de otra forma, esto no lo consigo, lo de mas allá no existe.

Las cosas que más me afectaron al momento de nuestro arribo son:

1- El clima: Especialmente cuando uno llega en verano. Apenas se abren las puertas del aeropuerto uno siente que le acaban de tirar una bolsa de arena. La humedad es espantosa, el aire irrespirable. Bárbaro para personas como yo que normalmente tenemos la presión por el piso.

2- El orden: Sera que uno está acostumbrado a preguntar por todo para llegar a cualquier lado, aquí no solo que no hace falta sino que uno no encuentra a quien, o como diría mi marido: son tan ordenados que me dan asco.

3- Gente de otro color de piel. Ver morochos no es algo común en Argentina. Hoy en día me resulta extraño no verlos cuando vuelvo de visita.

4- La ensalada de acentos en español: cubanos, venezolanos, colombianos. Seguro que eso es español? Cómo? Qué dice? Ah!! Cuidado con lo que uno dice que en colombiano puede significar algo feo, feo o al revés. Todavía recuerdo la primera vez que escuche a una amiga decir cachucha, casi me desmayo y al final resulta que simplemente es una gorra con visera.

5- Comida: Fue toda una aventura ir por primera vez al supermercado. Como serán de ordenados que un viejito nos pregunto porque los chicos no estaban en la escuela. Por supuesto en ingles, así que medio puchereando le dijimos que no éramos de aquí. Como miércoles le íbamos a explicar todo el bollo de la mudanza. Imposible conseguir el mismo tipo de productos. El pan rallado no viene solo sino con veinte tipos distintos de condimentos. La sal no sala, el azúcar no endulza, la leche sabe distinta. Como vamos a hacer para tomar mate, hacer tartas o empanadas, ni que decir de nuestras milanesas. Nos llevo tiempo pero lo logramos. Ah! Me olvidaba, la parrilla. Los americanos hacen todo a la llama no a la brasa. Fue duro intentar por primera vez encender el carbón que por supuesto no es carbón natural sino sumamente procesado con vaya a saber uno cuanto producto químico para solo acercar el fosforo y gozar de una llama prominente. La vagancia se impone a lo autóctono.

6- El paisaje: Ver palmeras. Muy divertido, el problema es cuando se cae alguna de las hojas, pesa una tonelada. Todo es muy parecido, al menos en Weston. No hay referencias, las calles son circulares, arboladas, con el mismo tipo de arboles como para que sea exactamente igual doblar a la derecha que a la izquierda. Hablan de Norte, Sud, Este y Oeste. Qué miércoles, decime si tengo que doblar a la derecha o a la izquierda! Gracias a Dios que inventaron el GPS sino todavía estaba buscando cómo hacer para llevar a los chicos a la escuela.

7- Transporte: No hay colectivos ni taxis, ni subtes. Arreglatelas como puedas. Con suerte si queres podes ir en bicicleta al supermercado, eso si, roga que tengan una fuente de agua o llevate una botella porque vas a llegar deshidratado.

8- Estaciones: Hay solamente dos: con y sin huracanes. Llueve con sol y muy sectorizado en la época de lluvia. Cualquier plan que involucre andar por la calle tiene que ser minuciosamente calculado. Si es por la mañana se puede obviar el paraguas, por la tarde sería un suicidio.

9- Las proporciones: Todo es más grande. Ojo con la interpretación. Las porciones de las comidas en los restaurantes es mucho más grande, los autos son más grandes, aunque ahora con el aumento en el precio del petróleo eso está empezando a cambiar. Los electrodomésticos son más grandes y se pelean a ver quien tiene el último modelo, desde el auto hasta el celular pasando por la computadora o el último invento tecnológico.

Habría muchas más pero no quisiera resultar pesada. Dicen que en la variedad está el gusto. La rutina y las cosas que nos dan la sensación de familiaridad a veces hacen falta.


Los extraño!!!

Por primera vez...

Siempre hay una primera vez
Esta es la mia
De lejos y a la distancia todo se ve diferente
Me va a encantar contarte mis historias




Vas a estar ahi para leerlas???