domingo, 29 de noviembre de 2009

La Gala

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Como cada año en el mes de Agosto, este ya empezamos mal, fue Noviembre, se realiza la Gala de la organización sin fines de lucro a la que con mucho orgullo pertenezco. El nombre es Mujeres Latinas Impulsando Mujeres Latinas (Mujeres Ladinas diría mi marido) muy largo para mi gusto, pero hay que respetar a las fundadoras que no tenían un pepino que hacer y comenzaron a reunirse para ver de qué manera podían ayudar a la comunidad en su tiempo libre. Eran profesionales en sus países de origen, acostumbradas a manejar su tiempo sabiamente, por qué no hacerlo aquí aunque más no fuera voluntariamente. Surgió la idea de ayudar a quienes llegaban sin la más pálida idea de cómo adecuarse a un sistema tan distinto. Todas hemos pasado de una u otra manera por la angustia de pensar cuál será el próximo paso y como enfrentarlo, como inscribir a mis hijos en la escuela, como ayudarlos con las tareas en un idioma distinto, como simplemente charlar con alguien en tu propio idioma.
Recuerdo mi amiga V que me dijo porque no nos uníamos al grupo o al menos íbamos a ver de qué se trataba. Ni loca, le dije, esas deben ser una manga de viejas aburridas que se reúnen a tomar té por la tarde porque no saben qué hacer con sus vidas. ¡Cuán equivocada estaba! Tanto que unos años después me involucré hasta el punto de participar en la Junta Directiva. En el 2009 todas decidimos dejar que nuevos miembros se hicieran cargo. Siempre viene bien sangre nueva. Este fin de semana cumplimos 10 años de existencia y como siempre lo festejábamos con una Gala.
Es agradable, al menos una vez al año, vestirse elegantemente y prepararse para la diversión. Una va acumulando vestidos largos en el ropero que nunca más va a volver a usar. Esta vez pensé en comprar una blusa para acompañar un par de pantalones negros. Y ahí fui, en lugar de trabajar como debería, pero pensando que la vida no es sólo trabajar sino darse un gusto de vez en cuando. ¿Por qué las mujeres somos tan complicadas, por qué queremos que todo siempre esté perfecto? ¿O seré yo? Los hombres se ponen un traje y nadie repara si es el mismo que se pusieron el año anterior, pero pobre de nosotras que se nos vaya a ocurrir volver a usar el vestido de la Gala del año pasado.
Contenta con mi blusa nueva, volví a casa a prepararme. Mi esposo iba a acompañarme, medio a regañadientes porque definitivamente es más divertido para él ir a pescar un viernes por la tarde. Como la blusa tenía unas arruguitas decidí plancharla para quitárselas. Sin mucho tiempo tomé la plancha y sin darme cuenta de que estaba muy caliente la apliqué en la parte trasera, menos mal, y como es de un material sintético, debería haber puesto algo mojado encima. Resultado, se chamuscó la blusa nueva. Increíblemente mi reacción fue calma. Subí la escalera y le dije a mí esposo:
― Acabo de arruinar la blusa.
― Dejame ver― me dijo tiernamente― probátela.
―Bichi, se nota, por más que esté atrás.
―Se nota porque vos sabes que está ahí, si te pones el shall no se va a ver.
Pesándolo bien, tenía razón, sería cuestión de no dejar el shall ni un segundo. Durante el baile, las luces se apagan y nadie se daría cuenta. Así que salimos muy contentos, pero sin dejar de tener la constante presión de que debía tener cuidado con el agujero.
Llegamos al lugar de la recepción, el Signature Grand, el mismo de siempre, el que intentaron cambiar porque estábamos podridas de ir siempre al mismo, pero que al final de cuentas es el más cercano, bonito y barato. Había mucha gente y las puertas del salón todavía no estaban abiertas, así que nos paramos delante de la pared, ya se pueden imaginar porque, y nos pusimos a observar el gentío como quien pasea por el zoológico y le cuenta al compañero las características de cada animal. Cada tanto alguno se acercaba a saludar y uno le tiraba unas migajas de conversación, sin dejar de esbozar una sonrisa. Es muy divertido poder observar lo que las mujeres nos ponemos cuando tenemos este tipo de fiestas, pero parece que una espera específicamente a una que sabe se va a poner algo especialmente ridículo. Como no podía ser de otra forma este año no se quedó atrás. Su figura regordeta resalta debajo de las toneladas de maquillaje con las que cubre su cara, con el cabello recogido y el toque magistral de un moño con plumas de un avestruz albino.
Como siempre estas cosas toman tiempo, pero finalmente se abrieron las puertas y pudimos entrar y sentarnos. ¡Qué alivio! El salón era mucho más grande que en las galas anteriores, no era para menos teniendo en cuenta que la presidenta es la madre del comisionado de la ciudad. Eso arrastra mucha gente que quiere mostrarse y salir en la foto de la sección de sociales del periódico semanal, porque más allá no va a ir. Pero quisieron hacerlo más “fashion” y trajeron a dos locutores bastantes conocidos de los noticieros locales, a una periodista, comentarista, escritora, de todo un poco. Una doctora que también participa de los mismos programas matutinos dando consejos de salud, la ex cónsul de Colombia, la Comisionada del Condado, y otros bichos por ahí no tan conocidos pero que hacen su aporte a la Comunidad. Obviamente vinieron porque les iban a entregar un premio, sino ni en broma.
Mientras esperábamos que sirvieran la cena, pollo frio y seco como siempre, y estando en primera fila cerca de la pista , una pareja salió a bailar con la suave música de fondo. El, pelo gris, bastante cerca de los 60 vestido con un smoking, ella con un chillón vestido verde loro pero de agraciada figura, pusieron en práctica los pasos de vals que deben haber aprendido en las clases de “ballroom”; eso sí el smoking se notaba que era rentado porque los pantalones le quedaban a media asta, o como diría mi marido, se olvidó de bajarlos a tomar agua continuando con nuestra analogía del paseo por el zoológico.
Después, vinieron los Mariachis que cantaron las mañanitas más desafinadas que escuché en mi vida, obviamente en alusión al cumpleaños. Los bostezos a estas alturas ya no ocultaban el tedio. ¿Y el baile para cuando? Luego vinieron las rifas. Y dale al bla bla bla. Como ya eran las 12hs PM y nada, el salón comenzó a vaciarse, obviamente los personajes después de recibir el premio huyeron como ratas en un naufragio, y nada de música, decidimos retirarnos sin avisar.
Ya en el auto mi esposo me dijo:
_ Las galas que ustedes organizaron no habrán traído tanta gente importante pero definitivamente eran más divertidas.
Gracias. Era lo que estaba esperando escuchar. Más vale la modestia pero que todo el mundo salga contento que la grandilocuencia y terminar aburrido.

1 comentario:

  1. jummmm, me parece que ando por ahí, me reconozco invitandote a participar y me sacaste volando!!!
    todavía me aacuerdo
    quemaste la blusa! nooooooooooooo
    a mí me agarra un ataque
    a mi esas galas me hacen huir despavorida, me conocés
    prefiero quedarme en casa o una salida mucho más íntima
    besooo

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